La vicedictadora sandinista Rosario Murillo, en su acostumbrada alocución de mediodía este 19 de octubre, manifestó que la libertad incondicional de monseñor Rolando Álvarez no está contemplada dentro de su sistema dictatorial, sino el destierro como «única solución».
Esta sería la tercera ocasión el obispo de Matagalpa y Administrador Apostólico de Estelí se negó a negociar con la dictadura sandinista su futuro dentro o fuera del país, es decir,se negó a aceptar nuevamente la propuesta de ser desterrado, en este caso directamente al Vaticano.
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La primera vez que el religioso negó abandonar el país fue el pasado 9 de febrero cuando 222 presos políticos fueron desnacionalizados y expatriados a los Estados Unidos, en esta ocasión, el religioso se negó rotundamente a ser expulsado de su país frente al avión estadounidense. Y la segunda ocasión fue hace tres meses cuando el jerarca fue sacado de La Modelo y, tras tensas negociaciones, decidió no aceptar el exilio.
La número dos del régimen quien se proclama fiel creyente de Dios pero persigue a los cristianos en Nicaragua, manifestó que la decisión de desterrar a 12 sacerdotes de la iglesia católica al Vaticano «fue una decisión por la paz» de país.
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“Conversaciones positivas, fructíferas, constructivas, y luego la intercesión también de altas autoridades de la iglesia católica aquí en Nicaragua y el trabajo que se hace con prudencia, discreción y paciencia para alcanzar las soluciones necesarias que fortalezcan, que aseguren, que defiendan la paz”, insistió.
Aseguró que gracias a las presuntas conversaciones con las “altas autoridades de la iglesia católica” abre paso a un “camino que es hacia el futuro”, sin embargo, los verdaderos planes de la dictadura sandinista es exterminar a la iglesia católica en Nicaragua.