Policía Sandinista prohíbe misa en honor a los muerto en cementerio de Bluefields

Desde tempranas horas de este jueves dos de noviembre, centenares de bluefileños abarrotaron los cementerios de la ciudad para limpiar y adornan las tumbas de sus deudos.

En ocasión al Día de los muertos en Nicaragua, Monseñor Francisco Tijerino, Obispo de la Diócesis de Bluefields, retó a las prohibiciones de la dictadura sandinista y decidió celebrar misas en el cementerio San Juan de Dios para rezar por el alma de los difuntos.

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Como parte de la vigilancia ordenada por los dictadores sandinistas Daniel Ortega y Rosario Murillo, informaron a la Policía criminal de lesa humanidad sobre este culto religioso en el cementerio e hicieron presencia para desalojar del sepulcro al obispo de Bluefields.

Monseñor Francisco Tijerino se vio obligado a cancelar la Santa Misa en conmemoración a los difuntos que se celebraría a las diez de la mañana de este dos de noviembre en el cementerio San Juan de Dios de la ciudad de Bluefields, luego que oficiales le expresaron que no había permiso para la misa.

Este miércoles primero de noviembre, la pareja criminal de lesa humanidad ordenó a la Policía visitar a las parroquias de la iglesia católica y emitir la prohibición de celebrar eucarísticas en los cementerios este 2 de noviembre.

La prohibición fue confirmada por el padre Uriel Vallejos, quien salió al exilio en 2022 tras ser víctima de persecución y secuestro dentro de su parroquia en la iglesia Divina Misericordia en Sébaco, en el departamento de Matagalpa.

«En muchas Parroquias de Nicaragua, los párrocos han sido visitados por la policía sandinista, recibiendo la notificación que tienen determinantemente prohibido los actos litúrgicos ( Santa Misa) en el día de la conmemoración de los fieles difuntos en los cementerios», escribió el padre Vallejos en su cuenta de X.

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Antes de la prohibición, los sacerdotes se reunían en los cementerios de sus municipios en honor a los deudos, para celebrar misas cada 2 de noviembre en ocasión a la fiesta de los difuntos, una tradición religiosa para visitar los camposantos y compartir recuerdos de sus seres queridos.

Ahora, las parroquias se ven obligadas a celebrar las misas dentro del templo para evitar asedio y hostigamiento por parte de las fuerzas policiales que secuestran y encarcelan a quienes irrumpan la decisión de la dictadura sandinista.

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