La dictadura sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo expulsaron de Nicaragua al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) según la misma institución, quien confirmó el fin de sus operaciones en el país tras ser obligados por el régimen a abandonar el país.
“Por pedido de las autoridades nicaragüenses, el CICR ha cerrado su oficina en Managua, terminando así su misión humanitaria en el país”, informó en un comunicado el organismo humanitario.
La CICR es una institución humanitaria que ingresó a Nicaragua en 2018 tras el pedido de los dictadores criminales de lesa humanidad Ortega Murillo, para constatar el estado físico de los presos políticos que fueron encarcelados por la tiranía en el contexto de las protestas antigubernamentales.
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La institución también acompañó el proceso de liberación de los retenidos en ese entonces en 2019, luego del fallido diálogo nacional.
Desde entonces, la CICR explicó que el trabajo que realizaban en Nicaragua estaba centrado en apoyar a la Cruz Roja Nicaragüense para brindar servicios de Restablecimiento del Contacto entre Familiares y reos políticos.
“A través de la acción directa y de un diálogo bilateral y confidencial con autoridades, personas afectadas por consecuencias humanitarias, y otros interlocutores clave, el CICR trabaja en la promoción de entornos respetuosos de la vida y dignidad humana”, detalla.
En marzo de 2022, la dictadura ordenó la expulsión del delegado de la CICR, Thomas Ess, y a pesar de ellos, la entidad ratificó su compromiso “de continuar su labor humanitaria en Nicaragua, apegada a sus principios de neutralidad, imparcialidad e independencia”.
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La CICR fue fundada en 1863 y está presente en más de 100 países del mundo con más de 20 mil colaboradores que trabajan en la promoción de entornos respetuosos de la vida y dignidad humana.
