LA VOA.-

La próxima legislatura de El Salvador, que entrará en vigencia el 1 de mayo, podrá modificar la Constitución y ratificarla. Algo que no podía hacerse antes de la reciente reforma, pues la Constitución salvadoreña señala que los cambios a la Carta Magna deben ser aprobados por dos legislaturas.

Un total de 66 de los 84 diputados decidieron el pasado 29 de abril, dos días antes de terminar la legislatura, modificar un artículo pétreo de la Constitución salvadoreña, es decir un artículo que en principio no podía ser modificado, para permitirle a la siguiente legislatura, que entra el 1 de mayo, reformar la Constitución sin que haya que esperar una segunda Asamblea que lo ratifique o una consulta ciudadana.

Antes del cambio, el artículo 248 de la Constitución establecía que toda modificación a la Constitución debía ser aprobada por una legislatura y ratificada por la siguiente.

Pero el partido Nuevas Ideas, un proyecto político del presidente salvadoreño Nayib Bukele, agregó que las modificaciones a la Constitución también podrán ser ratificadas por la misma Asamblea que las propone siempre y cuando cuenten con el respaldo de una mayoría cualificada en el Legislativa.

Ese es el caso de la legislatura que entrará en vigencia este 1 de mayo, donde el partido oficialista ganó 54 de 60 escaños, es decir el 90 % del control del Congreso. Lo que le permitirá tener desde su primer día de gobierno, los poderes de una Asamblea Constituyente.

Las Constituciones salvadoreñas

El Salvador ha tenido 11 Constituciones, y todas fueron producto de Asambleas Constituyentes elegidas por el pueblo expresamente, explica el historiador Héctor Lindo.

La última Asamblea Constituyente fue elegida en 1983, cuando el país centroamericano se encontraba en medio de una guerra civil.

«Aunque con frecuencia las Constituciones se han elaborado en condiciones imperfectas, en medio de conflictos o inmediatamente después de golpes de Estado, las autoridades reconocían que hacer cambios significativos en un documento de tanta importancia requería la legitimidad que concede el voto popular, explicó.

Contrario a la modificación hecha por un grupo de legisladores del partido oficialista, las Constituciones anteriores fueron reformadas por un grupo de personas, entre legisladores y juristas, electos previamente para redactar el nuevo texto.

El camino a las reformas constitucionales en El Salvador inició en 2020, cuando el presidente Bukele delegó al vicepresidente Félix Ulloa la formación de una comisión para estudiar reformas a la Constitución. Entre la propuesta se encontraba que para reformar la Constitución esta debía ser aprobada por una legislatura y ratificada mediante referéndum, es decir, mediante el voto de las personas.

Hoy, cualquier cambio podrá ser aprobado por una legislatura y ratificado por esa misma legislatura sin consulta popular.

Voces a favor y en contra

Para el partido oficialista, El Salvador debe ser refundado.

«Nosotros firmamos un contrato social con el pueblo en donde ellos nos dejaron claro y nos exigían que nos mandaban a esta Asamblea Legislativa a cambiar las cosas, a refundar este país», dijo en la plenaria el presidente de la Asamblea y miembro del partido Nuevas Ideas, Ernesto Castro.

Con el cambio, Christian Guevara, jefe de bancada de Nuevas Ideas, asegura que no le están quitando nada a la Constitución sino agregándole.

«A lo largo de la historia, en todas las modificaciones se han necesitado dos tercios de los votos, ahora promovemos agregar que sea por la misma Asamblea, con el voto de las tres cuartas partes», señaló en la plenaria.

Es decir que cualquier cambio a la Constitución podrá ser aprobado y ratificado por la misma Asamblea ya no con dos tercios sino con tres cuartas partes.

Esa modificación, desde luego, ha generado polémica entre la comunidad de juristas y miembros de la sociedad civil.

Un grupo de organizaciones, entre ellas Acción Ciudadana, señaló que desde 2021, la Asamblea saliente allanó el camino para reformar el artículo en cuestión.

Antes de las elecciones, la Asamblea cambió la correlación legislativa, disminuyendo el número de diputados de 84 a 60, una fórmula que le favoreció para obtener el 90 % del control del Congreso.

«Según la Sala de lo Constitucional, la reforma constitucional consta de siete fases: iniciativa, fase de diálogo y deliberación pública, fase de aprobación, fase informativa, fase de diálogo del decreto, fase de ratificación y publicación. Una reforma constitucional debe ser ampliamente discutida por toda la sociedad y no con dispensa de trámite”, expresaron en un comunicado.

La dispensa de trámite evade que las reformas que buscan aprobar no ingresen a una comisión donde son discutidas por otros legisladores.

«La reforma aprobada permite que una legislatura reforme la Constitución en repetidas ocasiones y en cualquier dirección que elija, sin ofrecer a la ciudadanía la posibilidad de influir», dijeron.

La nueva legislatura que entrará en vigencia el 1 de mayo podrá modificar el método para elegir fiscal general y magistrados de la Corte Suprema de Justicia. También cambiar los procesos de leyes y eliminar artículos, entre ellos, la presunción de inocencia.

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