La dictadura sandinista que representa Daniel Ortega y Rosario Murillo, apresaron y luego desterraron a Guatemala, al presidente de la conferencia episcopal de Nicaragua, Monseñor Carlos Enrique Herrera, obispo de la diócesis de Jinotega, debido a que el pasado domingo, diez de noviembre llamara sacrílego al alcalde paramilitar, de la ciudad de Jinotega Leónidas Centeno, por dirigir una turba que llevo parlantes o altavoces enfrente de la catedral de San Juan para interrumpir el sacrificio de la santa misa, hecho que se publicó en las redes sociales y en la página de Facebook de la diócesis que luego fue obligada a cancelar de la plataforma.

Este jueves catorce de noviembre, la diócesis y el clero amanecieron con la noticia que el obispo había sido detenido por la madrugada y llevado a la fuerza al aeropuerto de la capital para ser desterrado, al igual que los últimos tres obispos que también viven el destierro, y más de setenta sacerdotes y religiosos que sufren el exilio, unos en Roma con la venia del Papa Francisco, otros en distintos países que los han acogido. La persecución religiosa de la tiranía sandinista de Nicaragua es la más cruel y despiadada de todo el hemisferio, solo comparada con Corea del Norte, China y países musulmanes en África y Asia.

You May Also Like

More From Author