Estados Unidos extendió la orden ejecutiva decretada en 2018 contra la dictadura sandinista de Nicaragua, declarando al país como una «inusual amenaza para la seguridad nacional».

En la orden se ha referido a la «violenta respuesta» del régimen de Daniel Ortega a las protestas que comenzaron en abril de 2018 por una polémica reforma de la seguridad social y que se extendieron rápidamente hasta exigir la democratización de Nicaragua. Los enfrentamientos entre policías y manifestantes dejaron más de 368 muertos.


Además del continuo desmantelamiento y debilitamiento sistemático por parte del régimen sandinista de las instituciones democráticas y el Estado de derecho, su uso de la violencia indiscriminada y las tácticas represivas contra los civiles, así como la corrupción que conduce a la desestabilización de la economía de Nicaragua, sigue planteando una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de EEUU», dice la orden.

Así pues, EEUU continuará en vigor «más allá de la fecha de aniversario». «He determinado que es necesario continuar la emergencia nacional declarada en la Orden Ejecutiva con respecto a la situación en Nicaragua», ha concluido.
La tiranía sandinista ha impulsado una violenta campaña de persecución de la oposición, privando de nacionalidad a los disidentes. Además, ha expulsado del país a embajadores y ha clausurado miles de ONG nacionales e internacionales, así como medios de comunicación y organizaciones religiosas.

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