Los alemanes se cansaron de la izquierda socialista y progresista y envió un claro mensaje a los europeos, pero los votantes están desconcertados.
El democristiano Friedrich Merz logró que su partido, la conservadora CDU, vuelva a ser la fuerza más votada en Alemania en las elecciones celebradas este domingo, con un 28,6% de los votos, sin embargo, la agrupación política de derecha, el partido nacionalista Alternativa para Alemania (AfD) sorprendió a todos al duplicar sus votos y seguidores un 21% de los votos, convirtiéndose en la segunda fuerza política, dejando en tercer lugar al partido del actual Canciller Scholz con 16%.
Es tendencia hasta para los jóvenes que los candidatos de la nueva derecha se hagan con puestos de poder en el Viejo Continente. En Francia, la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, Hermanos de Italia con Giorgia Meloni al frente y, en España, Vox con Santiago Abascal son ejemplos de este ascenso.
Si bien es cierto Alemania viro a la derecha este fin de semana, las últimas declaraciones de Friedrich Merz de no querer hacer gobierno con Alice Weidel de AFD, lo que le garantizaría mayoría parlamentaria, preocupa y frustra la victoria de los alemanes ante lo que están planificando los conservadores, que es, buscar acercamientos con otros grupos pequeños e incluso hacer arreglos con la izquierda derrotada.
De concretarse esta movida para hacer a un lado el voto de más de diez millones de alemanes para AFD de Alice Weidel, se pronostica una lucha interna entre los conservadores y la derecha nacionalista con desenlaces electorales diversos que podría aprovechar la izquierda y recobrar fuerzas, y debilitar a los que representan el cambio al menos en discursos, algo parecido a los que ocurre en España, entre el partido popular de centro y la agrupación de derecha Vox.